jueves, 15 de noviembre de 2012

Punta Agüerri 2.445m

En uno de esos findes "Pre-Sanfermineros" de finales de Junio nos decidimos a ir a uno de nuestros valles pirenaicos favoritos, el Valle de Hecho. Son pocas las cimas que nos quedan por hacer de esa zona y curiosamente ninguno de los que íbamos habíamos subido Punta Agüerri. Cima menos transitada que otras de la zona.

Decidimos dormir allá para madrugar y evitar los calores. La mañana pintaba impresionante. Despejado y con buenas vistas.


Aparcamos el coche en Gabardito y cogemos la pista que sube hacia Bisaurin


Una señal en el camino nos indica el desvío que separa el camino de Bisaurin de Agüerri. Seguimos sin problema la senda hasta que llegamos a una zona de cascadas donde posteriormente se abre mucho más el valle.



Como he comentando al principio, ninguno lo habíamos subido y es un monte poco transitado. El resultado os lo podéis imaginar. Nuestra idea era subir por un lado y bajar por el otro. Y eso fue lo que intentamos. Al principio conseguimos seguir algunos hitos que veíamos, pero poco a poco se fueron perdiendo y fuimos siguiendo tirando de intuición. 



(Si ponéis esta foto en grande veréis a Javiertxo oteando el horizonte buscando el camino)


Ascendimos como pudimos, algunas veces de manera errónea y precaria, por lo que andamos, subimos y bajamos mucho más de lo necesario. Hasta que después de mucho patear (y destrepar por "la canal") conseguimos llegar hasta el camino.

De esa parte no tenemos ni foto, fruto quizás de la desesperación del momento que ahora recordamos con cariño :-) A cambio os pongo una foto de una flor que cogió JM



Ya de nuevo en el camino, subimos por una zona de piedras hasta un collao anterior a la cima donde paramos a beber y comer algo.




Desde aquí ya teníamos preciosas vistas. Por ejemplo Castillo de D'Acher


Ya solo queda el último arreón hasta la cima. Una vez arriba después de un día de soledad, sin juntarnos con nadie, había dos mendizales que habían subido por donde teníamos intención de bajar. 





Como suelen decir, lo que mal empieza, mal acaba. Preguntamos a los dos  mendizales por donde bajar, nos lo explicaron gustosos, pero hicimos caso omiso y nos tiramos por una picarra hacia abajo por sendas de cabras... De esta parte, tampoco hay fotos :)

A cambio os traigo la ruta que seguimos:


Podéis ver más fotos AQUÍ

domingo, 11 de noviembre de 2012

Taillon por Bujaruelo y la Brecha de Roland 3144m.


Cuenta la leyenda, que el glorioso ejercito de Carlomagno volvía a su patría después de saquear Pamplona y los innumerables pueblos que encontraba a su paso. Su sobrino Roland es el que guardaba la retaguardia y fue justo antes de cruzar a Francia donde una coalición de Vascones y habitantes de los Pirineos los sorprendieron a su paso en el desfiladero de Roncesvalles, como un cadáver más, quedó allí­, abandonado y herido, sepultado por el cuerpo inerte de su caballo.

Volvió en si y con una fuerza sobrehumana y la ayuda de su espada Durandarte apartó el caballo, se levantó y vio el terrible panorama con sus ejercito destruído y busco el mejor camino para volver a su casa. Sin embargo el enemigo estaba al acecho.

Después de dos días y dos noches cruzando montañas consiguió llegar hasta Ordesa. Seguió imparable hasta lo más alto de las montañas pues oía lo perros de sus enemigos. Cuando ya estaba a punto de cruzar las montañas los perros se le echaron encima, pero con la ayuda de su fuerza y su espada acabó con ellos sin problemas. Pero miró hacia abajo y vio a todas las tropas que se dirigían hacia él. 

Desesperado lazón su espadaa Durandarte al otro lado de la montaña, para hacer llegar un último saludo de despedida a su patria, pero no lo logró y la espada volvió a él. Tres veces lo intetó de manera fallida. Viendose derrotado, con un esfuerzo sobrehumano lanzó su espada por última vez con tal fuerza que golpeó la montaña y la partió, dejando una brecha abierta y pudiendo ver por última vez su país antes de morir.

Como caballeros preparándose antes de la batalla, preparamos nuestras armaduras para frío, nieve, viento y lluvia. Nosotros no tenímos una legendaria espada como Durandarte pero portabamos nuestros hachas de hielo a sabiendas de lo que nos podíamos encontrar ahí arriba.



Y así fue como partimos hacia lo alto de las montañas, nuestro enemigo la noche, por ello subimos imparables desde Bujaruelo, luchando contra la lluvia y según ascendíamos contra el viento, el frío y la ventisca. "Yo voy a ir a todo lo que pueda" se escucho cuando llegamos al alto de Bujaruelo y el frío viento se colaba por dentro de nuestras armaduras.





Ya quedaba poco antes de encontrar el refugio, pero el sol se ocultaba entre las montañas al final fue necesario sacar nuestras antorchas para poder continuar nuestro camino. Por suerte Presa nos guió sin problemas a nuestro refugio.



Nevaba con fuerza y pudimos entrar en él por una ventana. Ya dentro protegidos del viento pero no del frío, repusimos fuerzas y nos fuimos a descansar.

Con las primeras luces nos despertamos, y por fin pudimos ver la brecha que Roland abrió con su espada. El muro de la montaña partida.





Había caído más nieve durante la noche. Despacio pero sin pausa subimos hacia la brecha.




Por fin llegamos a ella, y no tuvimos un gran recibimiento, la niebla se nos echó encima.El camino es claro, va pegado al muro y decidimos seguir adelante.








La muralla de roca nos protege del viento, pero cuando llega a su fin el viento vuelve a darnos con fuerza. Ante nosotros el dedo, decidimos bordearlo por la derecha.



No vemos la cima, pero sabemos que estamos cerca. Cresteamos un poco y llegamos al zig zag que final, que pese a la nieve se ve perfectamente.






Un vivac de rocas nos hace saber que estamos en la cima, el día empeora y la nieve nos golpea en la cara. No hay tiempo para mucho, unas fotos y para abajo.






Nos cuesta seguir el camino porque las huellas de la subida se han ido tapando pero entre la niebla intuimos la silueta del dedo, ya estamos cerca de la muralla!



Cuando llegamos de nuevo a la brecha, el día por fin nos da un descanso y nos ilumina la parte francesa y Gavarnie.






Ya solo nos queda bajar a Bujaruelo. Hemos salido victorioso de nuestra batalla contra las inclemencias. La belleza de estos valles nos ha acompañado en todo momento a pesar la niebla, que a su manera también le da encanto.



Volveremos a buscar el sol y las vistas.

Más fotos AQUÏ


viernes, 9 de noviembre de 2012

Un emblema del Pirineo, Monte Perdido 3.355m


Como viene siendo costumbre en muchas de nuestras expediciones, salimos con el tiempo milimetrado. Trabajar, comer rápidamente y partir. Por delante más de dos horas de coche,muchas curvas y nuestro querido Cotefablo, que siempre da tanto que hablar.


Aparcamos en el parking de Torla, cogimos el bus y subimos a la pradera de Ordesa. Sobre las 19:00 por fin nos pusimos en marcha por la pista, ya solo nos juntábamos con gente que volvía de ver las hermosas cascadas, que por desgracia este año no destacaban por su caudal. No había sido un buen año de nieves ni de lluvias. A pesar de ello Etxebe buscaba multitud de saltos en las pozas de las gradas de Soaso.

        



Con paso ligero y sin parar demasiado llegamos a la Cola de Caballo, o Cola de Pony como comentaba Etxebe viendo el poco agua que nos tiraba. A nuestro alrededor los pastos tenían un color amarillo-verde desgastado. 





Elegimos las clavijas de Soaso par a ascender hasta Goriz, poco a poco el sol va metiéndose entre las montañas y nos quedan poco tiempo de luz. Se nos hizo de noche por el camino,pero con la ayuda de nuestros frontales y gracias a que el camino está muy pateado no tuvimos problemas para llegar a la campa de Goriz. O mejor llamado Marina D’Or, porque esa fue la sensación que tuvimos cuando aparecieron ante nosotros decenas de luceros que iluminaban toda la campa.

 





Nos costó lo suyo buscar algún hueco para ubicar nuestras tiendas de campaña. Repusimos fuerzas con nuestros sobres favoritos de Gallina blanca y nos fuimos al pulguero, que al día siguiente nos esperaba un día duro. A la mañana siguiente comenzamos a andar con las primeras luces del alba. El camino es claro,pero desde abajo ya nos temíamos que las nubes se iban a quedar amarradas en la cima. Poliki poliki a buen ritmo y con paradas cortas para reponer fuerzas fuimos ascendiendo disfrutando de las bellezas de ordesa, de sus pastos y sus colores. Impresionantes contrastes los que nos muestran las rocas.

 









Por fin llegamos a la base de la temida escupidera. El aire nos pega fuerte, y la altura hace que baje mucho la temperatura. Por lo que cada uno a nuestro ritmo la subimos sin parar hasta la cima. Arriba el sol asoma entre las nubes, y al menos nos sirve para calentarnos mientras reponemos fuerzas sentados en un vivac.






No hemos podido disfrutar de las vistas, pero sin duda uno siempre disfruta de una ascensión tan emblemática de los pirineos.

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