domingo, 20 de enero de 2013

Pequeño Alpamayo fallido, Pico Tarija conseguido! (5320 m.)

Aupa peña, después de un largo periodo de vagueza vuelvo a escribir en este nuestro querido blog de montaña con un reportaje interesante para contaros nuestras experiencias en las altas montañas bolivianas de los Andes.

Nuestra primera atracción era hollar la cima del Pequeño Alpamayo (5420 m.) El pequeño Alpamayo (Alpamayo chico o Fabulosa) llamado así por su semejanza a la cara menos conocida del Alpamayo peruano, es una hermosa cumbre, ubicada en el macizo Condoriri, en el departamento de La Paz. Esta cumbre, en contra de este rol poco predominante en el sector Condoriri, y en contra de su nombre, es uno de los tesoros del sector. No solo por su sinuoso filo, que nos lleva a su cumbre, sino porque se abalanza sobre los profundos valles que vienen desde los Yungas (el sector occidental de la selva amazónica de Bolivia), miles de metros mas abajo, haciendo contraste con el poco desnivel que apreciamos hasta el altiplano, que se extiende como un mar hacia el Norte y Oeste. Se encuentra apenas a unas dos horas de La Paz. 
El macizo Condoriri es un grupo de montañas que se encuentra sobre los 5000 msnm. El lugar es ideal para la aclimatación a la altura. Este macizo se asemeja a un cóndor con las alas abiertas. La leyenda sobre esta montaña, narrada por Sir Martin Conway relata que los habitantes de esta zona cuentan que éste servía de refugio a los cóndores mas grandes y feroces de los Andes, que raptaban a los niños para alimentarlos, educarlos y hacer de estos hombres - cóndores que se entremezclaban con los habitantes para sembrar terror y muerte entre la población. 

Bueno pues salimos desde la paz el chófer, nuestro guía de montaña Hilarion, Andion y yo a las 9 de la mañana. Llegamos a Tuni y comimos algo, cargamos los burros con el material y nos pusimos a hacer la marcha de aproximación al campo base. Esta discurría por un sendero de fácil seguimiento y con apenas 200 metros de desnivel, muy cómoda. Nosotros ya estábamos emocionados con el simple hecho de estar pateando montañas tan lejos de casa y sin embargo tan cerca nuestra en esos momentos. Después de unas dos horas llegamos a la Laguna Chiar Khota, lugar donde pasaríamos la noche, o una pequeña parte de ella. Al llegar allá se nos caía la baba de lo impresionante del lugar. Montamos la carpa, como le llaman allá a las tiendas de campaña, organizamos el material y después de una charla de montaña con los guías y unos cuantos tes nos fuimos a dar un paseo a través del valle en dirección al glaciar que al día siguiente cruzaríamos. Allí nos hicimos unas fotos y vuelta al campo base. La tarde estaba triste, las nubes en zonas altas no nos dejaba ver las caras de las cimas de los picos, exceptuando momentos espontáneos en los que se nos abrían los ojos de verdad. Al volver, la cena estaba preparada y después de un rato nos echamos al saco con el gusanillo de si aguantaríamos la presión de la altura, las condiciones del terreno y todas esas cosas en las que piensas que pueden pasar, pero mejor es no darle muchas vueltas y disfrutar del momento.

Nos levantamos a las 00:00, desayunamos fuerte y a la 01:00 salíamos del campo base. La expedicion la formabamos Jo, una chica inglesa, su guía Julio, hermano de nuestro Hilarion, Andion y yo. La noche estaba clara, parecía que nos iba a respetar los primeros rayos de luz. En cosa de hora y media nos plantamos en el glaciar, nos colocamos los crampones, nos encordamos y empezó la marcha nocturna que nos llevaría el resto de noche y parte del día. Al principio la nieve estaba dura, lo que facilitaba el paso lento y constante, pero poco a poco la cosa se fue complicando, ya que la nieve, caída de poco mas de una semana dificultaba mucho la marcha. No había huella, hacia tiempo que nadie pasaba por allí  creemos que por ser fuera de temporada seca, ya en temporada de lluvias. Cruzamos varias grietas, que le daban emoción al ascenso. Íbamos lentos, nos costaba mucho avanzar debido al estado de la nieve. Y conforme íbamos subiendo la pendiente iba incrementando. Yo iba bien, me cansaba de salir de algún agujero que había caído, Andion iba un poco mal por las botas rígidas que le dejaron, pero con mucha ilusión para arriba. Ya mas arriba la nieve estaba mas dura y lo agradecimos mucho. Poco a poco fue amaneciendo, y aun nos quedaba bastante cuando llegamos a la cima del Pico Tarija de 5320 m. el cual se atraviesa por un pronunciado descenso para llegar al Alpamayo. Las vistas no eran del todo buenas por la mezcla de nubes y niebla y ante nosotros la bellisima arista final que daba cima al Alpamayo. Todos sabíamos que no iba a ser el día de cima ya, y empezamos a hablar. Decidimos no subir más por el mal estado de la arista y los problemas que podríamos encontrarnos al bajar. Estabamos cansados y la arista no estaba para recibir mucha gente, de hecho no nos cruzamos con ningún montañero en toda la estancia allá.Con la sonrisa imborrable en nuestras caras acompañados a unas dosis de buen humor, nos echamos allá unas fotos y para abajo contentos por haber llegado hasta allí. La bajada no fue tan mala como esperábamos, a ratos dejándonos caer en forma de tobogán frenando con el piolet, fue una gozada la verdad! Algún sustillo también me dió una grieta. Unas fotos en el descenso y en poco rato fuera del glaciar. Nos quitamos todo y retorno al campo base por el camino. En la Laguna recogimos todo y vuelta a La Paz.

Destacamos las ganas y el esfuerzo que le echó Andion con su dolor de espinilla por las botas y con la buena experiencia que pasamos.

Fotos

Marcha de aproximacion




Campo base. Laguna Chiar Khota




Pequeño Alpamayo y su arista


Cima Pico Tarija (5320 m.)


Vistas


Bajando


Campo base


Bajando





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